domingo, 7 de agosto de 2016

Cruz, Estrella, Luna y demás



Cruz, Estrella, Luna y demás...






La puse como intención en una página de rezadores... si es de Dios que El lo diga. A pesar de aquella advertencia: no tentaras al Señor tu Dios. Al otro dia el albañil que lleva los trabajos de la escuelita, de aquí del barrio, que piadosamente interrumpe todos sus que haceres cuando oye la llamada del minarete, me dijo: hemos de hacer una iglesia nueva, construir de verdad y no de mentira.



Entended que el proyecto inicial consistía en ampliar la fachada de la primitiva capilla, en la que no cabemos los domingos. Esta ampliación es la que le parece a Said un algo hecho de mentira. Tampoco le interesa el dinero... por si se os ocurría pensar.

Me trabaja como sólo un amigo lo haría.



En medio de tanta reacción respiramos aqui aire más del reino.

Lo que sí se me ocurrió fue, despues de casi dos años, habiendo apenas cruzado un Buenos días, llamar al judío mi vecino. Un empresario fuerte venido de Israel que ha levantado su mansión a lo africano justo al lado de nuestra humilde misión. No se acobarda a la hora de mostrar su poder. Siempre he tenido alergias a esta gente... por esa prepotencia que no esconden. Pero cómo son injustas tantas veces nuestras sensibilidades! Hacia poco que el judío me dejó con la boca abierta. Cuando un enorme árbol de la familia de los baobads se nos calló delante de la entrada de la escuela y alli permaneció varios meses. Ya casi del paisaje el enorme tronco impedía que pudiésemos poner la cerca. El judío lleva una motopala para acercarse a las copas de sus cocoteros y fumigarlos. Así que me acerqué y le pedí al chófer de la motopala si podia movernos el tronco tan sólo unos metros. Llame al patrón -me dijo. Me oyó: paseme con el chófer. Cinco minutos después la motopala empujaba el tronco y nos liberaba del problema sin pagar un metical. Con la boca abierta... Pero de aquel dia ya pasaron unas semanas.


Volví a llamar al judio. El dia después de la oración. Le espero en el camino que salgo ahora de casa. Justo lo que necesitaba. Decirle que necesitaba que apartase el camino, que lo alejase del terreno donde podría intentar levantar la iglesia. No hay problema padre, akuna matata! Ningun problema... dijo. Y seguidamente: pero qué quiere hacer? Y le explico. Y entonces se produjo algo muy especial. Pocos minutos después la motopala estaba sobre el terreno lleno de abrojos y piedras y en poco tiempo preparaba el terreno y empezaba a marcar el nuevo trayecto del camino.



He pensado poner en la fachada de esta iglesia si es que la termino junto a la cruz una estrella y una media luna y después llenare los espacios que queden de muchos nombres.



Todos los que estos dias me ayudan, recuerdan y rezan.... para que el reino sea posible.



Unos posos de café...