sábado, 10 de agosto de 2019

El dolor, entre mitos y realidades




El dolor, entre mitos y realidades



Reía, estremeciéndose por dentro, cada vez que podía dar un trocito de pan a los pajaritos, o cuando te acercaba su juguete para que tú también pudieses jugar. Ella es menuda, frágil y todo el mal de este mundo la amenaza… y así, el cielo se va oscureciendo, y desde los pozos más profundos de la tierra, el infierno quiere devorarlo todo… 

Nadie la ve, nadie la ama, nadie la busca… es mejor olvidar que existe. 

Y ella se muere, pero no saben que con ella también la felicidad se muere. 

He soñado con África esta noche; a veces llora, enferma, a veces ríe, sin que sepas porqué, sin que puedas imaginarlo… porque tú ya no eres capaz de mirar, perdido en tus fantasías. 

Me duele el tiempo perdido así, mi parte en este dolor del mundo… me duele profundamente. 



"Sabéis cómo hacen los poderosos de la tierra con sus naciones, ellos las dominan y someten, ellos deciden quien vive y quien muere… pero no sea así entre vosotros". 

Esta es la verdadera revolución… 

Que no sea así entre nosotros quiere decir que reconozcamos a cada uno la dignidad de ser amado… porque no se somete ni se domina a quien se ama. Pero cuando no se ama todo el dolor y toda la muerte es posible. El no-amor, ese es el campo en el que crece todo el mal que hay en este mundo. 

Que no sea así entre nosotros, significa sentir al otro profundamente, sufrir su dolor y su vulnerabilidad, y vivir para que este sufrimiento no gane terreno, para que al final no venza. 



En África las personas siguen defendiéndose de la intemperie que los castiga con los mitos. Uno de los últimos que escucho habla de una gran cueva, nadie sabe su profundidad, en la que los malhechores eran arrojados por los nativos, porque sabían que de allí ya no se salía. La cueva es una realidad, una verdad. La serpiente de siete cabezas que vive dentro y de la que nadie escapa, es un mito, pero también una verdad, la más terrible de las verdades, la que habla de la muerte. 



Tengo varios jóvenes de mi comunidad en el ejército y casi con frecuencia he de responder al sin sentido que viven, allí, en las selvas y bosques del interior, persiguiendo a otros jóvenes que se han entregado a la locura del terrorismo. Cuando pueden, cuando no tienen donde agarrarse, intentan llamar y todos me dicen que quieren huir, escapar de esta locura… porque ellos ya no entienden y algunos de los suyos ya no sienten la muerte… sólo matan. Es muy difícil ayudarles: Intentad no hacer daño a nadie, si no es imprescindible… pero no sé qué estarán obligados a hacer. Algo así, no puede dejarlos impunes. 

Esta fue la escena, la ficción o la realidad, ya no lo sé. Numerosas aldeas con sus familias enteras se han radicalizado. En algunas de ellas sólo quedan algunas mujeres ancianas y unos pocos niños, porque todos se unieron a los radicales. Para vencer a las fuerzas de seguridad del Estado no les importa engañar, mentir, usar a los suyos, a los más vulnerables. Desde que me lo contaron, una tristeza empezó a crecer dentro de mí y ya no sé si algun día se irá. Necesito creer en el cielo. Los terroristas envían a sus mujeres y niños, les hacen gritar y pedir ayuda, los soldados se confunden, no saben cómo actuar. No es una película. Alguien entonces ordena: disparad a discreción, a todos, no importa… hay muchos agujeros en el suelo, hay que dejar allí a los muertos. 

No sé cómo vivir con esto. Es la zona de la mente en la que no quieres entrar. Pero es también la destrucción de la paz. Entonces entiendo que no son ellos quienes la destruyen, los terroristas, somos nosotros, es nuestra venganza disfrazada de justicia. Es la paz que ha muerto en nosotros… Después, entre ellos, se dicen que esa estrategia ya no les funcionará, y creen que así no se hundirán en el infierno. 

Los poderosos han decidido quién vive, quién muere, es esta política para la muerte de África. Dicen que ya no tienen dinero para mantener en la cárcel a los apresados. Algunos jueces hace unos meses soltaron a varios, sin pruebas, leales a los sistemas del derecho. Se escandalizaron los poderosos que ya no tiene ojos… el gusano del poder se come los ojos. Ordenaron acabar con todos, sin importar quienes. Sólo importa el petróleo, el gas, el rubí, el dinero… Entonces apareció la gran cueva donde los malhechores se apagarán, ellos y su memoria… hasta sus familias han de ser exterminadas. Y entonces salió de su guarida la serpiente de siete cabezas… 

De esto nadie dice nada. El silencio lo cubre todo. La orden del silencio. La puerta de la locura. 



Los jóvenes que conozco y quiero están aquí, ante esta puerta, y no saben qué hacer. Creen que solo me importan a mí. Pero yo sólo puedo amarles, hacerles confiar en la paz que anida en sus corazones, seguir creyendo… 

En las aldeas que se radicalizaron tienen órdenes de matarlos a todos… en algunos lugares han bombardeado, creyendo que así terminaría el problema, pero sólo han sembrado más muerte… y olvidan que la muerte también sigue dando sus frutos. 



Los africanos han visto salir de las profundidades de la tierra a los espíritus de sus antepasados. Sólo aparecen cuando les despierta la injusticia provocada en sus linajes. Y ellos volverán para vengarse, y no pararán hasta que los culpables sufran por lo que han hecho; aunque estén muertos, sus almas no descansarán. También esto es un mito, pero es verdad… tal vez sea la sangre que grita a Dios desde las entrañas de la tierra. 

No habrá paz para esta tierra. No, mientras la injusticia siga perpetuándose, porque los que deberían trabajar por la paz han escogido la guerra.




Te miro en el otro silencio, cuando mi amor descansa. Eres la niña feliz que ha olvidado el dolor, ya no veo tus heridas, ni tus cicatrices, y Dios juega contigo. Entonces se va, poco a poco, la oscuridad, y una luz dulce lo invade todo, y se lavan, no sé muy bien cómo, aquellos fondos sucios de mi conciencia… 



Enjugará Dios toda lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.


Posos de lo Real... Pemba 8 de Agosto de 2019