sábado, 10 de diciembre de 2022

Aprendiendo la impotencia...


Mientras rezo este domingo de Cristo Rey, me viene al corazón que esta del poder debió ser la peor tentación de Jesús.

Lo absurdo es que también sea la nuestra, porque en nosotros nada se puede erigir en poder sin que te conviertas en un hazmerreír.

Quizás Jesús tuvo la opción, al nacer humano, de poder dar al poder otro contenido, quizás él tuvo la opción de no ser Dios y de negarse al amor al que Dios no puede negarse. Quizás ese sea su testimonio, el escoger siempre, sin desfallecer, identificarse con el amor, y al hacerlo así, en todas sus elecciones, llenar su libertad del único contenido que ella merece. Quizás por eso, su resurrección, fue la transustanciación de su libertad en amor, una posibilidad de divinización para todos nosotros.

Me gusta pensar que Jesús es quien hizo a Dios ser Dios, pero también que él podría haberlo estropeado todo... Podría haber hecho que nunca conociésemos quien es Dios en verdad. Sólo tenía que negarse a amar...


Estos días le doy vueltas a la impotencia... Me doy cuenta que era una asignatura que tenía suspendida. Ahora tengo que hacer de nuevo el examen... Siempre creí que el no poder tenía que ver con la falta de esperanza, y quizás por eso intenté siempre poder... Hay tanta humanidad en juego! Y aunque sabes que no eres Dios, haces lo imposible para remediar un poco el sufrimiento que tantos traen a tu puerta, y se nos debe colar alguna prepotencia, sin que nos demos cuenta...

Ahora descubro cada día un poco más que es más una cuestión de humildad, que decir no puedo no debería ser el drama que siempre me provoca, porque no soy yo quien dirige el hilo de la historia.

Pienso que tantas veces he visto la falta de compromiso con los demás que no quiero que suceda conmigo... Al final es más fácil decir que no puedes, se te quita tanto peso de encima...

Y sin embargo es lo más difícil que me ha pasado. Por detrás de mis decisiones quizás esté ese profundo deseo de ser amado... La pregunta es si tendría que ponerle límites a mi libertad que busca el amor.

Como si Jesús midiese en su entrega, aceptando unas consecuencias y rechazando otras... Pero no me parece que sea así.

Cada uno tiene que hacerlo solo... Hasta donde el corazón le lleve, pero sabiendo lo fácil que es creerse alguien...


También me he dado cuenta que para quienes ya están dentro, en esta historia de humildad, el no poder es comprensible... Te ayudan a entender que  no es por eso que el amor ama, y no es porque puedes que eres amado. El amor verdadero ama más al que no puede... Lo único que cambia es como va creciendo nuestro mundo de amados, porque lo que sí no puede hacer el amor es parar de crecer...


Pe. Eduardo

Domingo de Cristo Rey 2022  




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